Himno de la Guardia Civil

sábado, 6 de diciembre de 2008

Carta al Director del Pais

Carta al director que El País se niega a publicar sobre los vuelos de la CIA
Madrid, 3 de diciembre de 2008Sr. director: Ante la información publicada los días 30 de noviembre y 1, 2 y 3 de diciembre de 2008 por El País, relativa a don José María Aznar, bajo el epígrafe "Guerra sucia contra el terrorismo", le comunico lo siguiente: -Los titulares "Un informe secreto revela la connivencia de Aznar con los vuelos a Guantánamo", "Aznar buscó aeropuertos discretos para vuelos de presos a Guantánamo" y "El Gobierno, el Congreso y la Audiencia investigan el pacto secreto Aznar-Bush" son sencilla y llanamente falsos, como se desprende de la información publicada, que hace referencia a documentos sobre reuniones entre funcionarios españoles y estadounidenses en el marco del Convenio de Cooperación para la Defensa suscrito entre España y los EE.UU. Ninguno de los documentos acredita el supuesto "pacto secreto" entre el Sr. Aznar y el Sr. Bush, porque dicho acuerdo, simplemente, nunca existió. Es sólo una falsedad fabricada por el diario El País. Sólo una mayúscula falta de respeto a la ética y profesionalidad periodística lleva a titular de ese modo la información publicada. -El Ministerio de Defensa ha desmentido la información publicada por El País, afirmando oficialmente que "las autoridades de EE.UU han confirmado por escrito que todos estos vuelos cumplían lo previsto en el art. 25.2 del Convenio de Cooperación para la Defensa, es decir, que no transportaban pasajeros ni carga que pudiesen ser controvertidos para España" y asimismo que "el Ministerio de Defensa no tiene constancia de ningún vuelo o escala en territorio español por parte de aeronaves de las Fuerzas de los Estados Unidos de naturaleza ilegal, o que de algún modo hubiera podido contravenir los acuerdos internacionales suscritos por España en esta materia". -El amarillismo en el que incurre El País no es nuevo. En septiembre de 2004, en uno de sus editoriales, El País llegó a afirmar: "Hay una inquietante similitud entre Aznar y Bin Laden". El País establece así similitudes entre una víctima del terrorismo y un terrorista. Esto sí que resulta realmente inquietante. -Como bien saben los ciudadanos españoles, la única guerra sucia contra el terrorismo que ha existido en España es la que tuvo lugar durante la etapa del gobierno socialista que precedió a la del gobierno presidido por D. José María Aznar. Atentamente, Jaime García-Legaz,Secretario general de la Fundación FAES

Un facha de siete años

Un facha de siete años.
Puede que usted ya lo haya leído, pero este texto de Arturo Pérez Reverte ha girado tanto por la Red, y con tanta intensidad, que el relato de la actualidad no puede prescindir de él. Es un artículo titulado 'Un facha de siete años', aparecido el pasado 6 de julio en el suplemento XL Semanal, donde el autor de 'Alatriste' nos pone a caldo a todos los españoles. A los de hoy, se entiende; a los de 'este país de mierda', como sólo puede apostrofarlo quien de verdad lo ama. Sus razones no le faltan. ¿Cuáles? Pasen y vean.
ARTURO PÉREZ REVERTE Me interpela un lector algo -o muy- dolido porque de vez en cuando aludo a España como este país de mierda. El citado lector, que sin duda tiene un sentimiento patriótico susceptible y no mucha agudeza leyendo entre líneas, pero está en su derecho, considera que me paso varios pueblos y una gasolinera. Le extraña, por otra parte, y me lo comunica con acidez, que alguien que, como el arriba firmante, ha escrito algunas novelas con trasfondo histórico, y que además parece complacerse en recuperar episodios olvidados de nuestra Historia en esta misma página, sea tan brutal a la hora de referirse a la tierra y a los individuos que de una u otra forma, le gusten o no, son su patria y sus compatriotas. La verdad es que podría, perfectamente, escaquearme diciendo que cada cual tiene perfecto derecho a hablar con dureza de aquello que ama, precisamente porque lo ama. Y cuando abro un libro de Historia y observo ciertos atroces paralelismos con la España de hoy, o con la de siempre, y comprendo mejor lo que fuimos y lo que somos, me duelen las asaduras. Aunque, la verdad, ya ni siquiera duelen Al menos no como antes, cuando creía que la estupidez, la incultura, la insolidaridad, la ancestral mala baba que nos gastamos aquí, tenían arreglo. La edad y las canas ponen las cosas en su sitio: ahora sé que esto no lo arregla nadie. España es uno de los países más afortunados del mundo, y al mismo tiempo el más estúpido. Aquí vivimos como en ningún otro lugar de Europa, y la prueba es que los guiris saben dónde calentarse los huesos. Lo tenemos todo, pero nos gusta reventarlo. Hablo de ustedes y de mí. Nuestra envilecida y analfabeta clase política, nuestros caciques territoriales, nuestros obispos siniestros, nuestra infame educación, nuestras ministras idiotas del miembro y de la miembra, son reflejo de la sociedad que los elige, los aplaude, los disfruta y los soporta. Y parece mentira. Con la de gente que hemos fusilado aquí a lo largo de nuestra historia, y siempre fue a la gente equivocada. A los infelices pillados en medio. Quizá porque quienes fusilan, da igual en qué bando estén, siempre son los mismos. Pero me estoy metiendo en jardines complejos, oigan. El que quiera tener su opinión sobre todo eso, acertada o no, pero suya y no de otros, que lea y mire. Y si no, que se conforme con Operación Triunfo, con Corazón Rosa o con Operación Top Model, o como se llamen, y le vayan dando. Cada cual tiene lo que, en fin, etcétera. Ya saben. Por mi parte, como todavía me permiten y pagan este folio y medio de terapia personal cada semana -es higiénico poder morir matando-, me reafirmo un día más en lo de país de mierda. Y lo voy a justificar hoy, miren por donde, con una bonita anésdota anesdótica. Una de tantas. Verán. Un niño de siete años, sobrino de un amigo mío, observando hace poco que varios de sus amigos llevaban camisetas de manga corta con banderas de varios países, la norteamericana y la de Brasil entre ellas -algo que, por lo visto, está de moda-, le pidió al tío de regalo una camiseta con la bandera española. «Van a flipar mis amigos, tito», dijo el infeliz del crío. Según cuenta mi amigo, el sobrinete bajó al parque como una flecha, orgulloso de su prenda, con la ilusión que en esas cosas sólo puede poner una criatura. A los diez minutos subió descompuesto, avergonzado, a cambiarse de ropa. El tío fue a verlo a su habitación, y allí estaba el chiquillo, al filo de las lágrimas y con la camiseta arrugada en un rincón. «Me han dicho que si soy facha o qué», fue el comentario. Siete años, señoras y caballeros. La criatura. Y no en el País Vasco, ni en Cataluña, ni en Galicia. En la Manga del Mar Menor, provincia de Murcia. Casualmente, y sólo una semana después de que me contaran esa edificante historia infantil, otro amigo, Carlos, gerente de un importante club náutico de la zona, me confiaba que ya no encarga polos deportivos para sus regatistas con el tradicional filetillo de la bandera española en las mangas y en el cuello. «En las competiciones con clubs de otras autonomías -explicó- están mal vistos.» Dirán algunos que, tal y como anda el asunto, podríamos mandar a tomar por saco ese viejo trapo y hacer uno distinto. Al fin y al cabo sólo existe desde hace dos siglos y medio. Podríamos encargarle una bandera nueva, más actual, a Mariscal, a Alberto Corazón, a Victorio o a Lucchino. O a todos juntos. Pero es que iba a dar igual. tendríamos las mismas aunque pusiéramos una de color rosa con un mechero Bic, un arpa y la niña de los Simpson en el centro; y en las carreteras, el borreguito de Norit en vez del toro de Osborne. El problema no es la bandera, ni el toro, sino la puta que nos parió. A todos nosotros. A los ciudadanos de este país de mierda.

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Dibujos Guardia Grande, Alumno Curso T.T.